/// Wild Tracks - Landscape Photography by Eduardo Gallo

WILD TRACKS

Pasión por la Fotografía de Paisajes

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Área Salvaje del Cañón Paria, Monumento Nacional de Vermilion Cliffs, Arizona, EE.UU.

Octubre 2011

Área Salvaje del Cañón Paria, Monumento Nacional de Vermilion Cliffs, Arizona, EE.UU.

Canon 5D MkII & EF 24-105mm f/4L IS USM, 0.3s f/16 ISO400 @24mm

Google Earth para esta foto
PROPÓSITO

La travesía del Río Paria siempre aparece entre las mejores caminatas del mundo, no importa la lista en que busques. Y con razón. Esta maravillosa ruta de 62 kilómetros transcurre en su totalidad dentro del estrecho cañón excavado por el Río Paria en la que es probablemente la roca arenisca con más color que se pueda encontrar en ningún sitio, con enormes paredes verticales a ambos lados que son siempre varias veces más altas que la anchura del cañón. Uno se encuentra inmediatamente separado del mundo exterior a medida que pasan los kilómetros sin jamás acercarse a incluso tener la posibilidad de echar un vistazo a lo que hay fuera del cañón. Uno sólo puede ganar algo de perspectiva mirando hacia adelante hasta el siguiente giro del río, o hacia atrás hasta el anterior, pero nunca hacia los lados. Parece como encontrarse en un mundo paralelo con sólo dos dimensiones (vertical y longitudinal), ya que la anchura del cañón nunca supera los 30 metros (y la mayor parte del tiempo es mucho más estrecho), y la casi completa falta de vegetación y sonido hace que el tiempo también parezca congelado.

No existe un sendero o nada parecido en el cañón. Uno simplemente camina a lo largo del cauce del Paria, el cual no es más que un arroyo la mayor parte del año, y algunas veces ni siquiera eso. Sin embargo, su cuenca cubre más de 1150 kilómetros cuadrados, lo que parece sorprendente para un río tan pequeño. Pero cuando las cortas pero fuertes tormentas del verano descargan en esta zona, todo el agua es rápidamente canalizada hacia el río, el cual puede en muy poco tiempo convertirse en un monstruoso torrente de barro de proporciones difíiles de creer. Son estas enormes crecidas las responsables de excavar el cañón en la roca, dejando troncos encajados en grietas de la pared situadas a muchos metros por encima del suelo.

Nunca he cruzado el cañón en su totalidad, aunque espero hacerlo algún día. Hace mucho años acampé por dos noches alrededor del kilómetro #15, pasada la unión con el arroyo de Buckskin Gulch (Piel de Ciervo), en lo que muchos consideran el tramo más bonito de la ruta. No fluía nada de agua entonces por el cañón, el cual estaba completamente cubierto de huellas en el barrizal seco y resquebrajado, y eso que un sistema de cuotas restringe el número de personas que pueden entrar al cañón cada día. Tengo muy buenos recuerdos de aquellos días, y siempre he querido regresar. Pero esta vez lo hice sólo durante un día (aunque fue un día extremadamente largo y cansado) al haber llovido mucho los días anteriores y llevar el río bastante agua. Esto hacía que costara mucho esfuerzo moverse, ya que es necesario cruzar el río cientos de veces, lo cual no es ninguna tontería cuando cubre hasta las pantorrillas y el agua no está precisamente caliente. En las partes más estrechas del cañón, donde el agua lo cubre de lado a lado, hay incluso que caminar durante varios minutos seguidos sin salir del agua.

Salí media hora antes del amanecer y me llevó cuatro horas alcanzar la unión con el Buckskin (en el kilómetro #11), pero entonces tuve los extremadamente hermosos kilómetros que siguen para mí solito, ya que no me encontré con absolutamente nadie en todo el día. En ese punto el cañón se ensancha un poco mientras que las paredes laterales crecen incluso más, alcanzando un tamaño gigantesco. En esta zona el cañón es lo suficientemente ancho como para que el río no lo ocupe completamente y deje barro a sus lados, el cual estaba cubierto de bellas ondulaciones sin ninguna huella que lo estropeara. Era un paraíso para la fotografía donde saqué foto tras foto aprovechándome de la luz reflejada que parecía poner las paredes al rojo vivo. Este enlace contiene otra fotografía del mismo día. Puse la alarma del reloj para cuatro horas antes del anochecer, y después de dejar la zona con bastante pena, necesité todos los minutos de luz natural caminando aguas arriba hasta llegar a mi tienda, a donde llegué completamente agotado pero con el convencimiento de haber disfrutado de la belleza del cañón en condiciones difícilmente mejorables.

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