/// Wild Tracks - Landscape Photography by Eduardo Gallo

WILD TRACKS

Pasión por la Fotografía de Paisajes

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Parque Nacional de Capitol Reef, Utah, EE.UU.

Octubre 2012

Parque Nacional de Capitol Reef, Utah, EE.UU.

Canon 5D MkII & EF 24-105mm f/4L IS USM, 1/45s f/8 ISO400 @58mm

Google Earth para esta foto
SUERTE

Algunas veces uno simplemente tiene suerte y eso es todo. No mucho más que añadir. El día que menos lo esperas, vas y te encuentras en un pedazo de cañón sacando fotos a diestro y siniestro sin parar. Cerca de la carretera, pero completamente virgen, sin huellas, sin ruidos, sin gente, y con una luz prácticamente perfecta.

Había estado lloviendo mucho los dos días anteriores, probablemente la primera tormenta importante del invierno, empapando el desierto y haciendo impasables las pistas de tierra. Llovía tanto que incluso alquilé una habitación para quitarme la lluvia de en medio durante unas horas. El pronóstico para el día siguiente no era malo así que hice planes para una larga caminata sin pensarlo demasiado. Una de esas que sabes que está ahí, a mano, pero que nunca has intentado porque la guía no dice nada especial de ella, incluye vadear un río, y requiere volver al coche en autostop a no ser que quieras tener un día verdaderamente largo.

Así que me levanté muy temprano, comencé a andar en la oscuridad, saqué unas pocas fotos de un amanecer bastante flojo, y poco después me metí en el cañón. El sol poco a poco subiendo, la claridad aumentando, y muy pronto me dí cuenta de que estaba en un sitio especialmente bonito. Las paredes de arenisca mojadas, la arena del suelo húmeda, sin una única huella, la vegetación limpia sin polvo, y la luz reflejada que mejoraba minuto a minuto. Y al menos quince kilómetros de lo mismo por delante. Estas condiciones son muy difíciles de encontrar hoy en día, en especial la falta de huellas. Así que era mi día de suerte. El que compensa por varios malos. El que me hace regresar al desierto una y otra vez. Me tomé mi tiempo en el cañón, ya que no podía andar mucho sin parar a poner el trípode. No me encontré a nadie en toda la caminata. Y lo que es más importante, nunca vi ningún signo de que alguien hubiese estado antes por este cañón. La lluvia lo había limpiado todo. Y de repente el cañón se terminó. Eso era todo. Vadeé el río, por encima de la cintura por las lluvias. Trepé hasta la carretera y no había acabado de sacar el pulgar y ya había parado alguien. Como dije antes, m día de suerte.

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